La tradicional semana playera de finales de agosto la resolvimos este año con un tercer intercambio de casa. El arquitecto Enrique Pírez y su mujer Belén, nos pidieron la casa venir a La Rioja en Semana Santa y nosotros les pedimos su casa en Turre, cercana a Mojacar, para esos días.
El paraje donde estaba ubicada la casa era de lo más singular: un extraño secarral montañoso y polvoriento plagado de construcciones “tradicionales”, ocupadas por ingleses, con un escuálido campo de golf en el medio (!). El tiempo lo dividimos en ir a la playa por la mañana y salir de excursión por la tarde, excepto en el día de exploración de las playas del Cabo de Gata en el que, lógicamente, empleamos toda la jornada.
El paraje donde estaba ubicada la casa era de lo más singular: un extraño secarral montañoso y polvoriento plagado de construcciones “tradicionales”, ocupadas por ingleses, con un escuálido campo de golf en el medio (!). El tiempo lo dividimos en ir a la playa por la mañana y salir de excursión por la tarde, excepto en el día de exploración de las playas del Cabo de Gata en el que, lógicamente, empleamos toda la jornada.
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